ANBOTO

EL curso va llegando a su final, y con el, nuestras excursiones. Toca la penúltima.  De nuevo, la lluvia....compañera inseparable, nos despide a la salida. Ya sabes, salir salimos, si no se puede, nos volvemos. Llegamos a la escuela de escalada de Atxarte, y la cosa no pinta mejor.  Un plomizo sirimiri, se va haciendo notar. Comenzamos a andar un poco desganados, no pinta bien la cosa, pero como el agua todo lo limpia, nos diluye esa pereza, y andamos con un poco mas de decisión.  El paraguas, que no falte.


La senda, se estrecha, se amplia.  La niebla, dibuja bonitos fantasmas, a dos metros de nuestras narices.  No son fantasmas, son los del grupo, que ahora se alejan, ahora se paran a esperar.  ¿ Quién ha tirado tanto barro ?....Los pasos son cuidadosos, vacilantes, resbaladizos, pero solventamos, sin dar con el culo en el suelo.  Un pensamiento se hace presente.  La bajada va a ser divertida....


Salimos del bosque, volvemos a entrar. Vuelta a salir, y el paisaje, se nos difumina un poco mas allá de nuestras narices.  El guia, se conoce las piedras, las hierbas, las hayas... No vacila ni un instante en llevarnos en la dirección adecuada.  Van quedando atrás los metros de desnivel, casi mil, que montón, y  no nos hemos dado cuenta.  Ahora se pone el camino divertido, casi al final, donde las rocas mojadas, han echado atrás a unos chavales.  Cuidado.  Son pasos fáciles, pero la humedad, lo dificulta todo. Euskadi tropikal. Hace calor.  Últimos metros, y nos saluda una bufanda del Eibar, anudada al buzón. Que agusto se está aquí arriba, a pesar del agua. Pensamos que unos metros mas arriba, el sol pega fuerte, brilla, pero solo lo intuimos, el gris todo lo inunda.  La bajada , es mas concienzuda que la subida.  No vemos el abismo, pero lo sospechamos.  Así es mas fácil...ojos que no ven...


De vuelta al barro, a patinar, a ver quien se cae, quien es el primero en embarrar la ropa, aunque parece que vamos aprendiendo a andar...
La escuela de escalada de Atxarte, nos recibe con tímidos rayos de sol.  Que agusto.  Del liso japones, al cardado vascongado...que risas.
Elorrio nos abre sus puertas, y nos invita a comer. Que grandes. Jose y Mª carmen, que atenciones, y que detalle. Gracias.


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