AÑELARRA 2.348 m.



 Lo intentamos hace poco con esquís.                                                                                                         Para los que no sabemos esquiar, solamente llegar hasta donde llegamos, fue una proeza.                         ¡No subir!                                                                                                                                                   Bajar. 

Cada uno se divierte como puede, y nos divertimos a fuerza de ostiarnos por casi todos los lados.  Divertido.  



Hoy no hay tablas. A suela de botas. La nieve sigue viviendo en estas laderas, y se deja morder. No hay crampones, tampoco está tan dura. Frío. La noche a tiritado a cinco bajo cero, acompañada de viento fuerte. Pero el día ha salido precioso, con sol que al socaire incluso picaba. Lentos marchamos, cada uno a su paso, en cuadrilla, sin quitarnos las pupilas de las pupilas, entrelazando las sombras. El que puede habla, y el que no, bastante tiene con sus jadeos, de placer, del placer que produce esta montaña, sin gente, casi sola para nosotros.



 Auñamendi mira con esa indiferencia que produce el reto. Parece decir, ¡Estoy aquí, si puedes sube!, va a ser que no, ya estuvimos, hace mucho, o no hace tanto, pero hoy te vas a quedar con las ganas de probar las botas en tu cabeza, hoy no estamos para ti. Pasamos a tu lado, casi indiferentes, pero a la vez admirados por tus líneas, con esa cara norte casi acogedora, por supuesto que hoy no. Una pala más para llegar a la mitad  del destino. Un viento frío que nos recibe, abre la puerta a más viento, a más frio. No importa, haremos la prueba de que estamos, sin foto no hay cima, y bajaremos. El rictus nos obliga a sonreír, el frío estira la piel, incluso parecemos más jóvenes, sobre todo mas alegres.

 ¿Cómo era?, otro más a la saca. 





Una invernal en Abril. Tiene guasa. Y como el hambre, el veneno sigue picando, aún le damos un tiento al Arlas, como guinda al merengue que nos hemos comido. Comer en compañía, es otro placer, si además la comida está buena, te chupas los dedos de gusto. Un bonito día de montaña. Un paseo agradable, sin miedos, sin maltratos corporales, sin más, un bonito día de montaña.