DAKOTA LINE. 190m. 6B+/Ae (V+ obl) MALLOS DE AGÜERO

 


Mallos de Agüero. 

Que temidos durante mucho tiempo por lo recio de sus vías.  

Ayer Riglos, hoy Agüero. Un paso más. 

La idea inicial es la normal a peña sola. Un chaval dando vueltas descontrolado colgando de un estribo en el primer paso de la vía nos dice mucho. Sus compañeros están arriba en la reunión, pero este muchacho no sabe salir, o no puede. Decidimos buscar otro terreno de juego.

Como plan B, llevamos la Dakota Line. Mas dura, con pasos de artificial. ¿Pasaremos? Seguro.



Cambiamos las cordadas. Me toca con Iagoba, el más joven. Luís y Ramón, van a intentar liberar todos los pasos de la vía.

Arranca Iagoba en el primer largo. Un 6a/6a+, que ya va diciendo como va ir el resto de la escalada.

Al grito de reunión, es mi turno, y comienzo a penar por las pequeñas presas. La reunión me da un momento de respiro. Salgo convencido a escalar, pero nada más chapar la primera, me doy cuenta de que va a haber que echar el resto.

No es mi grado. Es más, creo que me supera por mucho. No importa, el A0 resuelve muchos problemas verticales, pero amigo, las chapas no están a la mano. Hay que superarse un poco, como medio metro largo para poder llegar a la siguiente, y con este plan, empleo todas mis fuerzas y recursos en llegar a la siguiente, a la siguiente, a la siguiente...


En una de las chapas, el mosquetón me caza un dedo contra otro mosquetón, y me rasga la piel. A partir de ese momento, marco el resto de la vía con sangre. Es muy dura la progresión. De chapa a chapa, tirando de brazos como un gorila, voy ganando metros en este desplome. No veo el momento de poder pasar a escalar en libre, y cuando puedo hacerlo, tan solo me queda un paso de V hasta la reunión. Iagoba también sufre lo suyo. Escalar todo en A0, es muy cansado. Cuando este llega a la reunión, miramos la reseña y esta dice que V+/A0, IV+, Ae(3p), 6a/A0 y V. Te lo traduzco. Arranca el largo en quinto superior, agarrándote a las cintas, baja a cuarto superior, y entras en una zona de artificial equipado que dice que son tres pasos, sigue una zona de sexto agarrándote a las cintas, y terminas en un quinto. Creo que me he equivocado de largo, por que yo eso no es lo que he intentado escalar.

Iagoba también ha llegado a la reunión fundido.

Al poco, oímos resoplar a Ramón, que viene apurando, y eso que escala bastante más que nosotros dos juntos. Y el último es Luís, que viene disfrutando. Con la descarga que tiene, ir con la cuerda por arriba.

Los cuatro en la misma reunión, que más vale que es cómoda. Ellos que escalan de verdad, le dan el grado a la vía, y coinciden en un grado de 7b. ¡¡¡Estamos locos !!!

Entre la petada, y el horario, decidimos que lo mejor es bajarse desde aquí. Ya volveremos a darle venganza.



¡¡VENGANZA!!



























NEGRO SOBRE ROSA. 200m. 6A+ (V+ obl) MALLO DE ENMEDIO. RIGLOS


                 


                 

 Riglos. De nuevo en los mallos de Riglos. En el reino de la verticalidad. El reino de los bolos. El reino del vacío a los pies.

Sabemos que va a estar lleno de gente. Lleno de cordadas. Cada uno buscando su escalada, su hazaña, o lo que busque cada uno. Nosotros queremos diversión. Escalando pero diversión. Luis, Iagoba, Ramón y yo. Dos cordadas. Dos vías. La Choper, y la Choperior. En el mallo Pisón.

 Como los planes están para romperlos, cuando llegamos ya hay un par de cordadas metidas en la pared. Otras tres esperando abajo. Había que haber madrugado más. Plan B. ¿Será por vías para escalar en el reino de los mallos? Rebuscamos en el libro de reseñas y nos gusta la Negro sobre Rosa. Ninguno la hemos hecho, y así descubrimos este mallo,  el de enmedio, por el que nunca nos hemos subido. Se encuentra un poco escondido entre el cuchillo, y el  frechín.





Organizamos las cordadas. Luis y Yago se van juntos, y los viejos y gordos después.
 Vamos a escalar en escuchapedos, que consiste en que el que va segundo de la primera cordada, está un poco por encima del primero de la cordada que va detrás. 
Los dos primeros largos son unos sesenta metros continuos de dificultades ente el V y el V+. Empalmo los dos largos, con el consiguiente peso de las cuerdas, y aunque son lineales, se nota el roce de estas contra la roca, los mosquetones....
También hago el tercer largo, que es una travesía de grado III+.
Rai sigue por el siguiente de V+/6a.
 Mientras estamos al sol, la temperatura es muy agradable. Un poco de viento mueve el flequillo y casi hace calor al sol. Disfrutamos de la estancia en las reuniones. Ahora con uno de la otra cordada, ahora con el otro. Resuenan nuestras carcajadas, mientras se escuchan gritos de reunión, pilla, cuerda, a lo largo del resto de las paredes que se han ido llenando de numerosas cordadas.
La vía se divide como en dos partes, aunque sean seguidas. Hasta ahora hemos escalado Rosaleda, una vía de los años sesenta según dice la reseña, y ahora escalaremos negro, nuevo itinerario por el mallo de enmedio. De esta reunión se puede escapar por la canal herbosa. 
Continuamos sobre negro. A la sombra. Aquí hace frío. 






Somos de combatir el frío con risas, pero vamos rápidos para salir por arriba. Empalmando largos para  ir más veloces. Sin dejar de lado la seguridad. Las dificultades entre el V+ y el 6a+  te sacan el frío rápido del cuerpo, y al llegar arriba del todo el sol nos vuelve a dar esa calidez que estábamos ansiando. Se ven cordadas en lo alto del Pisón, en su collado, en la visera. Mucha gente ha terminado la faena de hoy, y a todos antes o después nos va a tocar bajar. Buscamos el camino de vuelta, y de nuevo buscamos la paz del suelo.
Una bonita vía sin grandes dificultades, con esa escalada tan rica que se da en estas fantásticas paredes, tantas veces tocadas.














































FINAL FANTASY. 370 m. 6A ( V+ obl) PEÑA RUEBA

 





Al parecer es una de las últimas líneas equipadas en Peña Rueba. En las guías de escalada de la zona, no aparece. Por lo menos en las mías.

El fin de semana, con puente festivo, prometía. Y prometió mucha lluvia, con lo cual, eso de ir a escalar se va posponiendo. Las páginas de meteorología, están cansadas ya de vernos entrar cada pocos minutos, a comprobar como va la evolución atmosférica. El lunes no llueve en la zona de Murillo de Gállego. Vamos mirando, vamos mirando, y ¡eureka! no llueve. Planificamos y preparamos. Vamos para allí.

Poca gente, para ser Peña Rueba. Tres coches en el aparcamiento de las balsas. Nos vestimos para el evento, y apuramos el camino para llegar al pie de vía.

FF. Estas dos letras nos marcan la entrada. Está mojado el primer largo. Se ve como cae agua. No que esté húmedo no, es que cae agua. Barajamos la posibilidad de hacer otra vía, pero esta nos llama, no se por qué.





Jesús tiene ganas de nadar en vertical, y se lanza con avidez a por esos pasos mojados. 

-¡ Ya secará más arriba! -

 Alguna cinta es objeto de deseo y se agarra a ella con ganas, no importa, que más da. Hay que salir por arriba, y explorar sus trescientos setenta metros de recorrido. Conocer cada pequeña piedra incrustada en esta muralla. Cada paso hacia arriba, es un paso más de confianza. Alternamos los largos de cuerda, y el vacío bajo los pies, se hace grande. Cada vez más grande. Al llegar a la tercera reunión, la reseña nos dice que andemos unos sesenta metros por la canal que tenemos delante, y que continuemos subiendo por la línea de chapas que queda a nuestra izquierda. Andamos, pero no los sesenta metros. Aproximadamente son solamente veinte, pero aparece una línea de chapas a nuestra izquierda. ¡Arriba que nos vamos! 

Un largo peleón, donde las presas de pies desaparecen cuando hacemos presión sobre ellas al estar canalizando agua de la parte superior, donde si no estas bien agarrado de manos te vas a llevar un buen susto. Piedras que debían quedarse pegadas a la pared, salen volando en busca del suelo. 

Cambio de cabeza de cuerda en la siguiente reunión. Un poco más fácil de escalar, hasta que llega un momento en que la línea de chapas desaparece.

- ¡No se ven más chapas....! -

- ¡Tienes que hacer una curva a la derecha...! -

Comienzo una travesía, con un gran vacío a mi derecha. Unos cien metros me separan del suelo. La vista fija en la roca, donde mis ojos puedan encontrar algo a lo que agarrarme. Veo una chapa un poco más arriba, y voy a por ella. Chapo y me relajo un momento, continuo sin ver nada más allá, ni más aquí. No puedo quedarme en este punto. Tengo que continuar. Sigo en travesía, y en un momento, paro, echo la vista atrás, y veo que la chapa está muy lejos. Si resbalo o tropiezo, la caída pendular puede ser muy grande. Por suerte, siempre llevo colgado del arnés tres friends pequeños. No se si aguantarán una caída brutal, pero mi cabeza lo va a agradecer. Encuentro un emplazamiento, y meto uno . Relajo momentáneamente la tensión de mis músculos, y prosigo en busca de una salida. A lo lejos, veo un brillo en una fracción de segundo. Vuelvo de nuevo a la posición en que me ha parecido ver ese brillo, y lo vuelvo a ver. Otra chapa como a unos diez metros y un poco por encima de mi cabeza. Sigo a por ella, y al llegar vuelvo a chapar. Jesús me grita que se va terminando la cuerda. Los nervios quieren apoderarse de mi, y paro y me relajo. Respiro profundo, intento calmarme. Total solo estoy a eso, unos cien metros del suelo, con un camino en el que tengo que emplear las manos y los pies en una travesía que no se donde termina, me estoy quedando sin cuerda, y no se como voy a volver en caso de no encontrar nada. Remonto un par de metros, y la veo. Es una reunión con dos anillas, y ya se que en caso de tener que abandonar, desde allí nos podemos hacer un rapel al suelo cómodamente.

- ¡Tres metros de cuerdaaaa ! -

No voy a llegar, no voy a llegar, y ya tirando como un burro, consigo enganchar mi cabo de anclaje a una de las anillas, y ya se que estoy salvado.

- ¡Reunión ! -

Jesús alucina con la travesía. Miramos la reseña y la volvemos a mirar. Ya vemos cual ha sido el error. Una canal antes de la nuestra. Lo que podíamos haber andado tranquilamente, lo hemos enrevesado de una manera que al final ha salido bien, pero podía haber tenido otro final.

Desde esta reunión, podemos terminar la vía.




                                                                Variante Antsoaingos
















ROBIÑERA. 3003 m.



 Dentro de la categoría de los "tresmiles" es una cima de las pequeñas. De las "bajas". De las solitarias. Es una cima, de esas a las que no voy, por que es solamente andar. ¿Qué me aporta? El placer de andar.

Alberto, un viejo conocido apenas visto, viene de camino para acompañarnos mutuamente en la subida. Ya es hora de vernos de nuevo la cara, después de tantos años.

Vicky, desconocida para mi, acompaña a Alberto y ya seremos tres compañeros.

Nayat, compañera de cuatro patas de Alberto, nos va a pastorear durante todo el camino.

Con un camino tan bien marcado, somos capaces de perdernos. Por suerte no somos los únicos, y quien se ha perdido antes que nosotros nos re indica el camino. Casi quinientos metros de desnivel a desandar. Por suerte, el día es de los que invitan a dejar que pasen las horas. Está precioso. Azul. Sereno. Cálido. Amable.

Nayat corretea de uno a otro, controlando "su" rebaño. Un paso es más vivo que otro. La alegría de la juventud. El paso lento, es asmático. El otro, "infártico". 

Una vez en el buen camino, cuando apartas la vista de las botas, el paisaje te envuelve sin capacidad de descripción. El solo se describe al contemplarlo. La vista se va de valle en valle. Montañas conocidas afloran entre montañas desconocidas. 

La rutina de un pie delante del otro pie, va dando su fruto. Cada vez más cerca del cielo, continuamente  pegado a la tierra.





Ibones negros colorean cuencas de piedras grises, y al fondo, la cara norte del monte perdido es capaz de confundirme. 

Pedregal inmundo. Casi se ve la cima. Espera que hay una pequeña arista. El fondo es la meta. Seguro que esta es la cota más alta. Creo que es aquella que ya hemos pasado. Aquí hay mas gente. Esta es la cima verdadera. Donde va la señora con un niño de siete años. Se le va a hacer de noche. Pobre crio. Va reventado. Que paisaje tan bonito. Mi primer tres mil. Enhorabuena. Espero que no sea el último. Como me gusta estar aquí arriba. Toca bajar. Vaya palizón. Que pereza bajar. Me quedaría a vivir .Nos vamos.

Reponemos fuerzas, mientras los que nos re indicaron el camino se bajan. Preciosa atalaya desde la cual se divisan mas montañas de las puntuables. La munia, Vignemale, Astazous, Perdido, Cilindro, Marboré, etc.

El placer de andar, el placer de disfrutar, el placer de la amistad, en una montañita que no nos ha dejado indiferentes, en la que el placer de andar, de disfrutar, amistad...


                                  





        


                                       









INTERROGAZIOA. 120 m. 6A/+ OGOÑO.

 


Otra vez mangando reseñas. 

Otra vez recorriendo caminos trillados. 

Caminos trillados aunque sean verticales. Aunque sean caminos verticales. 

Apenas queda espacio para inventar nuevos. Suspendida en el mar y la playa, la pared está surcada por muchas vías. Le tenía ganas. Le tenía muchas ganas. Suspiraba por acariciar su roca, y ver como se comporta mi pobre escalada en ella. Los dos mosqueteros vuelven. El otro, se va a desvirgar en esta pared.

El día amanece fantástico. Una ligera brisa sopla en la aproximación, desde el cementerio de Elantxobe. Vamos eligiendo vía, mientras bajamos y destrepamos el camino pegado a la pared. Muchas cordadas se afanan ya en ella. La que tenemos en mente hacer, no se aconseja. Alguno de los boles que unen la chapa y la roca, se han partido con la mano. Corrosión al lado del mar...

Será por vías.

Cuatro largos, de V+, V, 6a/+ y V, no asustan. Yo estoy en ese grado.





Arranca Luis el primero. Está asalvajao. Detrás va el paquete. Ramón el último. Cuando coloco los pies, me doy cuenta que va a ser divertido. El A0 está descartado. Los seguros alejan. Guían pero alejan. El tema de la cuerda por encima de la cabeza, hace que la presión sea mínima. Cuando me toca, mido las fuerzas y aprieto lo justo. Quiero disfrutarla, y de momento, lo estoy consiguiendo. No es lo más fácil dentro de este grado que e escalado antes. Realmente es un grado recio.

El segundo largo, se pierde a la vista en un diedro chimenea. Tan solo es V. Muy animado me subo. La línea de chapas, me va guiando. Los cazos donde agarrarme, se van haciendo más pequeños, o eso es lo que a mi me parece. Con los pies por las dos paredes progreso. Debo arrastrarme en algún momento. Llego a una especie de cueva, y pierdo el camino. No veo chapas donde asegurarme, y mi cabeza empieza a tener dudas. Meto un friend, creo que ha quedado cañón, pero la última chapa queda como a unos tres o cuatro metros por debajo de mis pies.                                                                                         - Si te piras, la ostia va a ser de las buenas, y encima te quedarás empotrao....-                                     Mi mejor amigo, es mi mayor enemigo. Yo mismo. Se me llena la cabeza de miedos, y no dejan sitio para el disfrute. Me acojono de repente, y no lo veo claro. He pasado de gozar a sufrir, en apenas nada de tiempo. Pido que me bajen, y me como la vergüenza.                                                                             - No pasa nada tío. A cualquiera le puede pasar... -                                                                                   Es Ramón quien se ata las cuerdas, y se va. Pasa tranquilamente donde me he cagado de miedo, y llega a la reunión. No nos vemos, ni nos oímos, pero sabemos que es lo que tenemos que hacer.




Veo donde me he perdido. Veo la chapa que no encontraba, y veo los pasos que no he sabido dar. Me reconcomo por dentro. Que flojo. 

El largo duro, le toca a Luis de nuevo. Este desploma un poco al principio, y creo que es el paso que le da el grado a la vía. Tiene buenos agarres. Más arriba, las formas de la roca, y el mar a la espalda, le dan un ambiente muy bonito.

El viento sopla con mas fuerza. Como dicen estos, va "in crescendo". La reunión es una de las peores en las que he estado en toda mi vida. Tres personas colgando de dos chapas, sin sitio para los pies, sin sitio para colocarnos. Me voy rápido a terminar. En este V no me cagare encima ¿No?

Me hablo y me calmo, y realmente disfruto este último largo. Corto, pero muy intenso para mi. Uno de otra cordada, en la última reunión, que es compartida, me dice que tenga cuidado con Ogoño. Que crea dependencia y adicción.  Mis hermanos llegan al final y un poco más arriba, donde ya se pueden soltar las cuerdas. Con cuidado salimos de la zona expuesta y subimos hasta arriba, para comenzar el descenso por un camino repleto de andarines.

Me ha gustado la escalada. A pesar de los pesares, a pesar de mis miedos, a pesar de mis limitaciones. Hoy ha sido la primera, pero no será la última.


                             



                                   






















CAPRICHO DE PRIMAVERA. 430 m. 6C (V+OBL) FORATATA OCCIDENTAL

 




Escondido entre los pliegues de tus pétreas faldas, hay un recorrido que solo unos pocos acertaron a ver. Otros somos capaces de verlo, cuando antes lo buscamos en los papeles. Quisimos recorrerlo. De nuevo acariciar esa roca, esa masa de piedra, hasta encontrar el pasadizo que nos lleve a lo alto. La urbanización de Formigal, piensa en llegar hasta sus pies, y la Peña Foratata de vez en cuando, deja caer trozos  por ver si llegan hasta ese pensamiento. Es de un trozo de estos donde comienza . Un gran bloque marca de alguna manera la entrada al "Capricho de primavera". No son las flores realmente el capricho. 
Una cordada de tres se nos ha adelantado. Deberíamos haber madrugado más. Fuimos a por café, y se nos adelantaron. Esperaremos pacientes. Somos tres, nos han dicho, pasad vosotros que sois dos. Casi a la carrera, vestimos para el baile. Asier comienza a bailar con la roca, mientras su vida depende de mis manos.
 67 Años tiene el mayor de los tres. Franceses, hablando un poquito de "españolo".
Al grito de "reunión", también me visto y salgo disparado para arriba. La inexistente presión que me ponen los franceses, hace que me estrese en un momento, y que apenas pueda disfrutar de la escalada. Escalo atropellado, intentando darme prisa sin tenerla, nadie me aprieta.




Los franceses, vienen detrás, despacio, ellos si van sin presión. Al llegar a la altura de mi hermano de cuerda, recojo las cintas, y continuo. Antes respiro hondo un par de veces, y dejo que la escalada, fluya sola. Tranquilo, despacio, leyendo este enorme paño de roca, y entendiendo donde me pide que coloque mis manos y mis pies. Acariciando más que apretando, disfruto con los movimientos. Mis músculos ya se han calentado, y es una gozada estar aquí.
No peleo los largos, no me escaqueo de los que me tocan. No tengo miedo a caer. Si algún paso se me atraganta, después de intentarlo por todas las posibilidades, agarro la cinta, y lo dejo atrás. El grado ya no es lo que fue. Si vas justo en el grado de V+, llévate herramientas para poder alzarte más allá de la chapa. Una uña, un gancho unido a los estribos, me permiten hacer un par de A0, que de otra manera habría sido imposible haber llegado.
Uno tras otro van quedando atrás las tiradas de cuerda, los largos de treinta, cuarenta metros, van sumando al cómputo total de la barrera rocosa en la que como moscas pegadas a un cristal, nos encontramos.



En el largo de 6c, un "offwidth", ¿Qué es eso? una grieta vertical en la que no cabe tu cuerpo, pero es mas ancho que tus manos, tus piernas y tus brazos. Asier se arrastra, sin entrar dentro, sin quedarse fuera. Yo lo disfruto de otra manera, lo paso por fuera, mi situación de segundo de cuerda, lo hace diferente. 
Ya hemos perdido la cuenta de los metros transcurridos. Ya solo queremos salir de aquí. El tiene frío, yo los pies doloridos, y en un recuento, tan solo nos queda el último, y estaremos fuera. Apenas media hora nos separa de estar juntos en la cima, y al llegar, miradas extrañas nos miran como si fuéramos marcianos. Nos animan y nos dan la enhorabuena. ¿Qué tiene más mérito, subir por donde subimos nosotros, o subir por el camino normal?
Todo es igual de válido. 
La vasta vista del pirineo, es preciosa. Nada se interpone entre nuestros ojos, y los montones de picos que se clavan en las retinas. Merece la pena este camino. Merece la pena este "capricho de primavera", aunque ya esté entrando el otoño.


























DIEDRO VERAL.100m. AGUJA DEL ITALIANO. ANSÓ

 


Hacía días, muchos días que no escalaba con Asier. Tenía ganas, y por lo visto, el también, ya que casi sin acabar de decirle lo que quería, contestó que si.

Ansó. Vías recias. 

Hace un tiempo, escalé, bueno, quise escalar una vía por allí, y la lluvia nos mandó al bar.

Hoy no. Aunque es corta, tiene muchísimo ambiente. Algún bolt en el recorrido, para quitar un poco de tensión, y el resto, háztelo tu mismo.

Dormimos fuera del parque, por eso de las multas y tal, y madrugamos un poco, para estar a pie de vía, ni muy pronto ni muy tarde. A buena hora.

Cruzamos el rio, y aunque el camino de acceso está marcado, el echo de que no venga mucha gente, le da un carácter salvaje.

No es fácil la subida de aproximación. Si está mojado el musgo, ¡cuidado!

Por fin la vemos. Un pirulo super chulo.

Vestidos para el baile, me toca el primer largo. Siempre me tocan los fáciles, ¡que suerte tengo!






El cuarto, ¡bah sin mas! pero el V+ me hace pensar. 

El pensamiento más fácil es:

- ¡Agárrate a la cinta, y tira de ella..! -

No. 

No quiero. 

Quiero escalar, y si me caigo, procuraré no hacerme daño. 

- ¡Pero no hay boles!

Póntelos tu mismo. Tienes fisuras para dar y regalar, tiras el taco de Friends, y estos entran solos. Colócate los seguros donde te haga falta, y escala tranquilo.

Mi cabeza se ha ordenado con mis palabras, y cada cosa ha quedado en su sitio. El miedo guardado en su cajón, y el disfrute con las puertas abiertas de par en par. 

Que delicia agarrar esta roca. Que adherencia, que tacto.




Al grito de reunión, Asier termina de vestirse, y sale tras mis pasos. Mientras le aseguro, disfruto viendo como escala. Apenas nada ha tardado en llegar hasta la reunión. Mira hacia arriba, y se relame.




Se ve un bolt no muy lejos, una buena fisura y un buen diedro por el que subir.

Se carga de cacharritos, y comienza. Despacio, seguro, el grado se le queda corto, pero hay que protegerse. Si se le fuera un pie y se cayera, aterrizaría encima de mi. Roza su cuerpo contra la roca, para ganar adherencia, se detiene y busca la pieza exacta para que le proteja en caso de caída. Paso a paso, va enhebrando la cuerda entre los mosquetones. El desplome creo que le hace crecerse, y se mete despacio, paso a paso, pero en vertical, hasta llegar a la segunda reunión.







Es mi turno. Me toca soplar y resoplar. Recuerdo mis palabras en el largo anterior, y me digo que sin miedo. Mi hermano de cuerda me asegura desde arriba, no me voy a caer, pero el miedo es irracional, y hasta que no consigo meterlo de nuevo en el cajón, no salgo.  

Sigo sus pasos, y gano metros. Donde el se ha rozado, me rozo yo también. Donde el paraba para meter algo, yo paro para quitarlo. Algunos emplazamientos para los pies, son minúsculos. Pero la roca se deja querer. Algunas ñapas para las manos, son enanas, y amo esta roca que me deja progresar, no sin esfuerzo, pero permite que siga ganando metros.

La cuerda tensa me da confianza, no me sube, pero la ayuda mental es enorme. Hace tiempo que no me muevo en este grado. Hace tiempo que no peleo un largo de esta manera. Una mano, se vuelve a querer agarrar a una cinta. 

Párate, piensa y colócate. Ves, así es más fácil, duro, pero más fácil. Respira, relaja, mira, lee la roca. Averigua los movimientos antes de hacerlos, y llega a la reunión.  Una gran conversación conmigo mismo, en la que la técnica aprendida y aplicada a lo largo del tiempo, ha conseguido que resuelva esta coreografía, y al final solamente me aplaudo yo, y mi compañero que me sonríe.





Una nueva fisura me va a volver a dar que pensar. En una reseña he leído IV+ recio.

IV+, ese grado ya lo domino. Será fácil. Y con mucha cabeza, y llenando los secretos de las grietas con levas, pongo fin a la subida en vertical. Triangulo una buena reunión, donde solo me encuentro un clavo roñoso y una chapa, y sube Asier. 

La pequeña cima nos transporta en el recuerdo a la cima del puro riglero, donde hace más tiempo, hizo realidad  el sueño de subirlo. Lo hicimos juntos. Este también. Lo viejo y lo nuevo.

Queda siempre lo más difícil. La bajada. Buscamos y encontramos unos metros más atrás, en la horquilla, un par de chapas con anillas, que con las cuerdas bien anudadas, enseguida nos baja hasta casi de nuevo el principio. El camino ahora es muy evidente.

Aunque ha sido una escalada corta, ya que solo son cien metros, nos han sabido a jamón, a flan, a bizcocho casero. Ha sido una escalada gozosa, venciendo los miedos, y disfrutando de la compañía, del día y de la roca.