PICO DE LA SOBA 2624m. La letra con sangre entra.



Da la casualidad,o el karma, que la imagen miente.   No es el objetivo que busco.   Está más atrás.
Pero realmente es  lo que menos importa en este momento.   Voy a jugar a ser alpinista.

 De cero a diez, el nivel quizás no llegue a cinco, pero las ganas, no siempre pueden con todo.   Se que la fuerza de una cadena, es la fuerza del eslabón mas débil.
 Ante un paisaje nevado, me crezco, y aunque solamente tengo que andar, el piso me puede dar malas jugadas.   O no.   Alpinista de andar, en llano.   Confío en mis posibilidades, y sobre todo confío en el "experto", en el que nunca se cae, en el que hace y dice más, pero y si ese falla ?
Conozco las técnicas de marcha, salto riachuelos, tengo un material de primera...   Para andar con el club, ya vale, es hasta demasiado, pero el hábito no hace al monje, y menos en la montaña.
Juego en las laderas, con los distintos colores de la nieve, y descubro su dureza, precisamente con esos colores.   De la nieve en polvo, hasta el hielo más duro, se me va revelando ante el tacto de las botas.
Las herramientas de mano, vienen sin instrucciones, pero ya he visto miles de veces como se usan.
Las herramientas de pies, vienen sin instrucciones, pero ya he visto miles de veces como se usan.
Entre los árboles, me muevo como pez en el agua... entre rocas me muevo como sarrio, en una pala tiesa de nieve.... quizás como un trineo.




Si de mi depende, hasta que no consiga la cima, no vuelvo la cabeza, ni para mirar el paisaje... y por supuesto ya sé que mis compañeros vienen detrás de mi, a un paso de distancia.   No necesito verlos. se que vienen a mi mismo ritmo.   Si hace viento y las condiciones cambian, que más da, sigo mi camino. 
 Debajo de la manta de nieve, hay hielo, y eso no me lo han contado.   O si.   Los crampones necesitan su técnica, pero he aprendido a andar andando, y tampoco es tan difícil.   No consigo clavar todas las puntas en esta pala tan tiesa, pero no aprendo la técnica de puntas frontales, ni los pies de pato.   Que mas da llevar uno o dos piolets, no se usarlos, bueno si, como bastón, y con eso he llegado a todos los sitios que me he propuesto... claro que no he salido de las montañas de mi pueblo, ni por supuesto de los pirineos.   Quedan bien los piolets puestos en la mochila, me dan caché cuando adelanto o me cruzo con algún " dominguero".  La montaña se  va descubriendo, a medida que me acerco a ella.   En cada curva, me cuenta como es, y me adapto.   Incluso soy capaz de dar volteretas sin control, de deslizarme por sus laderas sin quererlo, y sin saber donde voy a ser capaz de parar... quizás en la vaguada amable, quizás en ese montón de rocas, quizás al pie de ese cortado, después de haber volado hasta su base...   O no.   O si.



Una excursión como tantas otras.   Una buena calcetinada por la nieve.   Desde La Sarra, siguiendo el camino de Respomuso, y cambiando el rumbo hacia los Arrieles.   Una manta de nieve inmensa, bastante dura, muy buena para andar, y los crampones los ponemos veinte minutos después de lo que hubiese sido lógico.   Un crampón que se sale, y se vuelve a ajustar.   Un grupo que se distancia del resto, y un miembro del grupo que decide darse la vuelta.   ¿ Falta de forma física ? 
El hielo aparece a intervalos, en la superficie, es visible, y se puede esquivar.   Pero esta escondido bajo la manta, a tan solo unos centímetros, o a bastante más distancia, pero hace que la técnica de cramponeo, tenga que ser bastante buena.   Después de tres  caídas, con autodetención incluida, quizás es momento de pararse a pensar, que igual hace falta algo más que ganas.
La cima se nos antoja como a una hora por la aristilla.   El viento ha hecho aparición.   Algún pequeño incidente sin " importancia ", a dejado a algunos abajo, a darse la vuelta, otros no saben... la mayoría manda, no la sensatez.   Después del debate, el camino de vuelta está pisado....
 -  ¡¡ Cuidado como ponéis los pies... preparad la autodetención, todos sabéis hacerla...o no.
Y un mal paso, casi trae la tragedia.   El karma ha decidido ponernos los pelos de punta, pero también ha sido benévolo.   Las primeras rocas, se saltan en una pirueta imposible, donde los dos piolets se quedan arriba, en el camino, las rocas que esperaban después, se esquivan por el centro, y por fin, la vaguada amable, recoge el cuerpo apalizado.   Los otros, se quedan helados... 
- ¡¡ joder, joder, joder... !!!
Pero los tacos no paran al desenfrenado...
Incidente, anécdota, susto, queda para el recuerdo el momento vivido.   El aprendizaje no tiene por que ser tan duro.
El resto ya transcurre sin problemas. Se extreman las precauciones, sin más...
La lección creo que se ha aprendido... hay que estudiar más.








CORREDOR ABRAXAS. MD 80º 600M. EL PABELLON.



Con la calma, salimos del parking. Una aproximación de tres horas nos queda por delante, pero eso no lo sabemos. Karlos se ha unido al equipo. Somos 4. Haremos dos cordadas. La pista la dejamos, correteamos por los mil caminitos alternativos a la pista, y el recorrido es un sube y baja constante. La nieve que encontramos está dura como el cemento. A lo lejos, en los conos de entrada a los distintos corredores, La gran diagonal, Mª José Aller, Maribel, etc, etc, se ven autenticas romerías de romeros con ansias de subir por sus paredes. Vamos más lejos, hasta el Pabellón, casi al fondo. Encontramos dos cordadas en el Mª Luisa, otro clásico de la sierra de la Partacúa. Aún un poco más lejos. Corredor Abraxas... al parecer de incierta formación, y hoy en condiciones más que aceptables.
Hielo escondido, hielo pirenaico, nieve prensada, nieve corcho... todos estos adjetivos oigo en unos segundos... todos referentes al estado de condiciones del corredor. Unos 600 m. nos separan de la salida, así es que nos vestimos para la fiesta. Karlos arranca el primer largo, y no llega al arbolito de la reunión, se apalanca en un trozo de roca, donde llega en travesía, y monta una reunión, que no se yo...
 Ramón sale a echarle una mano, y se queda colgado de un clavo, en un lugar difícil, y paciencia, que sale Luis, segundo de la cordada de Karlos, para intentar llegar a una reunión mejor, y cuerdas para aquí, cuerdas para allí, en un momento, se forma montonera, y el roce y la zeta, a alguno le impiden moverse. Yo si que me muevo en el suelo,... el frío va entrando en mi cuerpo.




Orden y concierto al cabo de un rato. Mi hermano de cuerda, esta en la reunión buena, salgo de segundo, recogiendo el material de los que me preceden, escalo agusto, esta nieve prensada se deja pinchar, no te pases con la pegada, que pierdes el piolet en el agujero, escala tranquilo, que ya llegarás. Al pasar por la reunión de mi primero, sigo hacia arriba, es otro resalte tieso, pero no es difícil, al menos no lo siento, ya que no puedo mirar hacia arriba. Si levanto la cara, todo lo que va recibiendo mi casco y mi capucha, entraría a formar parte de mis ojos, y ni con gafas evitas esta ducha helada de nieve polvo, ni estos chuzakos que me caen desde los pies de la cordada que sube delante.
Un corto resalte a 80, prácticamente desguazado por las temperaturas, frías, pero podrido, me saca a una campa.
- ¡¡ Monta algo !!
Pero que.... tan solo tengo tres tornillos... En la campa siguiente, intento triangular los tornillos... serrín, aire...no agarran...Los piolets clavados a muerte, ¿ dan la necesaria seguridad ? 
Ahora nos toca navegar por campas interminables, mas o menos tiesas, pero interminables. Ya han acabado las principales dificultades, y largo a largo, con algún seguro intermedio, nos van sacando de este callejón. 



Tan solo nos queda una travesía final, con un patio que quita el hipo, y saldremos al sol. Ahora solo queda comer, beber, y bajar. Bajamos por la canal de Pacines, hasta llegar al largo superior de la cascada Silvia. Un par de rápeles, nos dejarán en el suelo, y de aquí a la pista, donde nos queda otro pateo hasta el coche. La noche se nos cae encima. Vemos el amanecer de la luna, en el último tercio del camino. Antes, como farolillos colgados en la noche, nos dicen que a alguien se le ha echo de noche en los corredores. Más de veinte frontales contamos por allí arriba.
Una bonita actividad, en un rincón casi olvidado del pirineo, donde nos lo hemos pasado de primera. Otra experiencia a la mochila. Llegarán más, lo sé, en este invierno. Ya estoy afilando otra vez los piolets.






ECRINS. Le Y, Rose Cervical,Le Chalp Rondé,Ancrage de Dent, L´tubé.



Hay días... y hay días. Hay días en que te sientes campeón, y hay días. Hay días en que la suerte está de cara, y hay días en que te envuelven tus lados más oscuros. Casi dos años sin pinchar hielo, me hacían desearlo. Pero la cabeza, también tiene sus días. Me marcho a Ecrins, una vez más. Esta vez hago el viaje solo, los amigos, compañeros, hermanos de cuerda, llegan mañana. Disfruto de la soledad del viaje, con la música a todo volumen. Voy a triunfar seguro. Mi gran baza, son los que llegan mañana. Luís y Ramón. Otra vez juntos, otra vez agusto. Una vez más. Los tres Mosqueteros.
El reencuentro, es como si nos hubiéramos visto ayer. Nos organizamos en la casa... perdida en el corazón de los alpes, San Marcellin.
Unas pocas horas de descanso al viaje, nos dan fuerzas para comenzar las actividades. Ceillac nunca defrauda, a pesar de haber caído hace unos días una nevada de las que impresionan. Todo quedó blanco, en silencio amortiguado. Ceillac nunca defrauda, y por supuesto, LE Y, BRANCHE DROITE está casi en condiciones. Los resaltes distintos de todas las otras veces, por que ya van, cerca de veinte ascensiones por esta cascada, la puta Y. Tantas veces recorrida... y que me da el puntito que me hacía falta de ganas, de intentar otras ascensiones.



Está justita. El primer resalte es una campa de nieve. Se deja pinchar. Nos vamos por la derecha, y el siguiente resalte, un poco más tieso, también se deja fácil. Todo el mundo se baja desde aquí. Pero seguimos caminando hacia arriba, y el último resalte, el que nos habían dicho que no se podía hacer, lo tuvimos que desenterrar de nieve, y el hielo estaba debajo... a unos treinta centímetros. Pero estaba. No va a haber hielo ??
La bajada rapelando la vía, fue lo único que nos faltaba por hacer en ella.
Hay más días que sandías, y al siguiente, seguimos con la marcha, otros compañeros nos chivan de las condiciones por otros valles, y para allí que nos vamos.
ROSE CERVICAL, nos ofrece un gran planchón de hielo, y solamente hacemos su primer largo, el resto está enterrado por la nieve, pero le damos veintemil pegues por todos los lados.




Un día mas tarde, la alucinación, o la enfermedad del hielo, hizo ver a uno de los tres mosqueteros, un tubo de hielo, allí donde nunca antes  había existido, y como chacales hambrientos, nos fuimos a buscarlo.... Horas de paso apresurado en raquetas, y una muy entretenida entrada a un barranco lleno de merengues de nieve, que se deshacían a nuestro paso, en busca del hielo inédito, en busca de algo que solo existió por un momento, en la imaginación, o en la alucinación, o en la falsa realidad que nunca se nos reveló, y nos hizo dedicar un día a la búsqueda de un fantasma de hielo.
LE CHALP RONDÉ, Un bonito velo de novia, desparramado en un rincón de la montaña. Una formación no siempre en condiciones de ser escalada, y que hoy, tras el fiasco de ayer, nos permiten pincharla a placer. También primer largo, pero ya nos estamos metiendo en terreno vertical, donde los brazos y los gemelos, se tensan, para disfrutar de cada centímetro de hielo ascendido. Los seguros son fiables, y aún y todo, no les dejamos trabajar, subimos tranquilos, seguros de nuestros movimientos, tantas veces ensayados, en los días precedentes, y en los años que ya quedaron en el recuerdo




 Y descubrí Cervieres. Un valle, al fondo de un valle. El lugar donde se fabrica el frío. Dicen mis mosqueteros, que aquí nacieron la Heidi, su abuelo, el papa Noel, y la de Frozen.... La temperatura hace tiempo que dejó de tener calor, el agua que corre por el riachuelo a los pies de la pared, lo hace a duras penas, entre el tapiz de nieve blanca e inmaculada... Tan solo un rastro de huella, rompe la pureza blanca, y este rastro te lleva a una pequeña pared, de unos cuarenta metros de altura, donde desde su ático, el agua caía, y de durmió. Y se quedó dormida en una postura, que es la que venimos buscando, cortinas de agua helada, tubos de agua helada, que dan unas formaciones maravillosas.

                                                                            

 Aquí viven unas de las cascadas más famosas de la zona, ANCRAGE DU DENT,
 y el fabuloso L´TUBÉ. Aquí la dificultad, se va haciendo mucho mas notable, la primera es un WI5, y la segunda sube hasta un WI6.
Quiero medirme con ambas, pero no a fuerza, si no a técnica. Luís coloca la cuerda por arriba en la primera, y con la seguridad me enfrento, colocación de pies... pegada con el brazo, y que sea la justa para no romper demasiado este lienzo, recolocar los pies, y darte cuenta que ya tienes un metro mas de distancia al suelo.. y seguir progresando a placer, hasta que con la punta de los dedos, tocas la reunión, y te toca bajar y volver a la realidad. Y lo vuelvo a intentar, y los tres pasamos un largo y agradable rato, subiendo y bajando.
Pero a unos pocos metros, esperando , tieso, muy tieso, desplomado en su primera sección , erecto en  su totalidad, y apoyado en su final, con un pie bien sujeto en el suelo, este cigarro de hielo, se muestra muy alto. El guía nos dice que mejor que usemos su cuerda para escalarlo, perdón, para subirlo. Y le hacemos caso. Cuando es mi turno, me acerco casi con miedo. Se que voy a ir seguro, pero al mirar hacia arriba desde su base, apenas veo el cielo. Tan enorme es la mole de hielo que tengo pegada  casi en mi pecho. Levanto un brazo, y le doy un ligero golpe con el piolet, y el metal, entra con facilidad. El otro piolet, hace lo mismo, y en el momento que clavo las puntas frontales de mis crampones, se que esto va a ser una fiesta, dura pero una fiesta. Tiro de las empuñaduras, y me elevo, repito las acciones, y me elevo, y así, sin tregua, sin prisa, sin pausa, hacia el cielo que ahora se deja ver cuando miro hacia arriba. Los brazos gimen, lloran, el lactato se apodera de los músculos, pero no das tregua, paras, colocas la postura, y te sueltas para descansar, un brazo, el otro brazo, y la técnica funciona, el entrenamiento también, y las ganas de ver que hay un poco más arriba, te llevan en volandas. He sido capaz de subir, que no de escalar, un grado 6. Mucho más de lo que había imaginado en mis mejores sueños, y el sueño ya es una realidad.