La major. 130 m. V . Falaise de la Mature. Valle de Aspe.


 

En el Chemin De La Mature. Excavado en la roca hay un camino que ya recorrí hace un tiempo, creo que es visita obligatoria por lo bonito que es, y en medio de ese camino hay una cadena de descuelgue con un cartelito pintado en la pared que pone MAJOR.

Esta vía la haces al revés. Primero desciendes hasta su base, y luego escalas para salir de ella.




La misma lluvia que dejó la anterior vía patinosa, hizo lo mismo con esta. No ha llegado a secarse del todo la roca, y eso le va a dar un punto más de tensión a la escalada.

Además la selva se va adueñando de la vertical haciendo más difícil el descenso. Una vez abajo empezamos la subida. No sabemos muy bien donde estamos, no sabemos si hemos acertado. Las matas nos obligan ha hacer desvíos, y la continuidad de las chapas no es la mejor para marcar el camino. Un resalte de V ya me quiere hacer sudar, los pies no están quietos donde los pongo, y se patinan. Después ya va más fácil. Reunión y sube el colega casi andando. Cambiamos la cabeza de la cuerda, y la placa resbaladiza le hace echar algún pecao. Reunión y voy a juntarme con el. Una especie de gradas, con mucha hierba en los pies, me hace tensarme. Alguna chapa me da tranquilidad. He visto en la reseña que hay un clavo en una fisura, lo veo, lo chapo, por el "todo disipa", e intento subirme más arriba a encontrarme con otra chapa , pero esta no aparece. La reunión se supone que está encima de esa chapa invisible, un poco a la izquierda. Aprieto como si no hubiera un mañana, pero los pies van a su bola. Subo y bajo un rato, sin moverme un metro, y ese paso de adherencia se me atraganta. Un par de metros a mi derecha hay una reunión, y me voy a ella. No me importa que no sea de mi vía. Desde esta puedo subir a mi compañero sin problemas. El también busca y rebusca y no halla el paso. Se reúne conmigo y sale hacia arriba, sin saber muy bien a donde va. 





Ha llegado al camino, al cartel de salida. Es un largo de V con mucho canto. Todavía nos estamos preguntando por donde va realmente la vía. Si nos confundimos en la bajada y hemos echo otra, si nos la hemos inventado, si la hicimos bien, aunque no nos cuadraba lo que íbamos viendo...

La cabeza se nos ha llenado de dudas. Ahora eso si. El sitio es brutalmente precioso. De eso no hay ninguna duda.






















Espolón este. 6a+ 325 m. Pico del Águila. Rioseta.




 Recién cumplidos los 60, nada me hace pensar que tendré que parar. Las ganas siguen intactas después de muchos años de pelear con la vertical, para que ahora un número me ponga trabas.

Quedo con el amigo Ramón, que por edad viene pisándome los talones, aunque por pelear en la vertical, va más arriba, y me dice que si quiero hacer una vía de juguete. Una no, dos. Una para el sábado y otra para el domingo. Sea pues.

Con el paso del tiempo, y con el montón de rutas realizadas en verano e invierno, al estudiar la reseña de Sueño Vertical, noto que hay algo que me suena. ¡Claro! Ese comienzo de vía en invierno es el corredor del Pico del Águila, y una temporada invernal, lo subí con dos amigos, Txetxu y Pablo. Un saludo chavales.

Desde donde hemos dejado el coche, hasta la primera de las muchas chapas, ha pasado apenas una hora de caminito fácil y canchal descompuesto.




¡Vamos a bailar! 

Arranca mi hermano de cuerda, y se mete los dos primeros largos de una tacada. La roca está un poco patina tarner debido a la tormenta de ayer tarde/noche, más no importa, al llegar a su encuentro, sigue con las ganas intactas y se mete el siguiente largo, con roca delicada, muy bien equipado y el más duro de la vía con una salida de la cueva muy chula. Aún se va ha hacer otros dos largos más del tirón, y es que a este hombre le sobran chapas por todos los lados. Apenas ha metido cuatro cintas en setenta metros. Por fin me toca a mi. Algo más amable, más en mi grado para andar tranquilo, y; 

- ¡ no te preocupes, que me la hago yo toda de primero! -








Solos en toda la vía, disfrutando del día tan precioso que ha salido, escalar mucho rato a la sombra, y dejar que nos caliente el sol al llegar a la cima. Una pareja de asturianos también está a gusto en la cima y al poco de unas fotos, deciden seguir con su camino. El piri se va mostrando, no es el mejor mirador, pero aún consigo descifrar algunas de sus montañas. En mi opinión, no es de las mejores vías que he escalado, húmeda, rota, disfrutona, entretenida, no demasiado exigente, muy bien equipada, con ambiente... El descenso nos llevó un buen rato. Coincidimos bajando por el camino muy hitado a una de las reuniones en la que habíamos estado antes, a la salida de la cueva. Por si te tienes que escapar...





















Shaltar Peak. 5982 m. Gilgit Baltistán. Hunza. Pakistán.

 


Esto es lo que buscamos.



Esto lo que nos encontramos.


Lo vimos desde la entrada al pueblo de Hopar, en el valle de Nagar. Solitario en medio de los grandes, rodeado por lenguas glaciares, nos sorprendió. Nos dejó con la boca abierta. Estoy seguro que a ninguno de los cinco participantes en la expedición le dejó indiferente. Un pico más. Una montaña más. 

Siempre nos pasa lo mismo. Nos gusta el alpinismo de exploración. La cara B, es que nunca hay información ni de rutas, ni de senderos, ni de ascensiones posteriores a la apertura, y de esta, cuatro líneas de hace más de cuarenta años. Ni los guías locales saben con seguridad donde van. 

- ¡ Esta por allí .. !



Vamos bien aclimatados, somos capaces de subir a un pico de cinco mil cien, en prácticamente tres días. Estamos fuertes, motivados, con ganas, y esperanzados de poder conseguir pisar su cima. Lo estudiamos con cuidado, pero hay una zona que solamente se podrá ver al estar en ella. 

Una gastroenteritis deja fuera de combate a un integrante del grupo, y lo manda para el pueblo. Los cuatro restantes, le echan muchas ganas y son capaces de montar un campo base. El campo base más estrecho del mundo.




Es aquí, en este lugar, rodeados de enormes montañas que con sus siete y ocho mil y pico metros son capaces de rasgar los cielos, donde los "pequeñitos" se mueren de envidia e intentan copiar a los grandes teniendo mal tiempo a su alrededor. No está bonito el día que mucho antes de que la noche deje ver por donde caminan, se aventuran a buscarle un camino que les transporte hasta lo más agudo del pico. La escombrera por la que transitan no es lo más agradable para robarle metros a la altura, alumbrados con el pequeño círculo de luz, pero las ganas disipan el sudor que corre por sus frentes y un paso adelante y dos patinando para abajo, termina por decirles que ese corredor no es el que buscan, y que se tendrán que enredar en alguna travesía para llegar a donde de verdad quieren ir.

 Otro integrante del grupo, pincha. No se siente preparado, o prefiere vigilar los pasos de los compañeros.


Buscar y buscar, subir y bajar, rodear y atravesar no son problemas. Quedan muchas horas de luz desde el momento que comienzan a pintarse las montañas por allí por el horizonte. La nieve que ahora pisan, parece querer tragárselos para que por siempre permanezcan en su altura. Una grieta se come literalmente a uno de ellos y escapa por poco de sus fauces. El paso que previamente han estudiado desde abajo, no les da pie. Dice que por ahí no. Que se busquen la vida. La arista que les llevará a la arista cimera dice que lo intenten, pero guarda muchos ases en la manga, y les putea y les fastidia. De nuevo nieve blanda.

 - ¡Para que vayáis ligeros! - les dice y deja que se hundan en ella. - ¡Y si no habeis tenido bastante, subiros esta rampa de hielo! -

Les hace hacer y deshacer hasta que se dan cuenta que van de cabeza a una ruleta rusa, donde lo más fácil es perder la cabeza. Con mucho pesar, deciden dar la vuelta sobre sus pasos y dejar por esta vez la montaña como está.





Siempre quedará la posibilidad de volver, y si siguen intentándolo ahora , no habrá tal posibilidad. Es casi seguro. La sensatez manda y la bajada no está exenta de precaución. Lo difícil no es subir. Lo difícil no es bajar. Lo difícil es saber cuando renunciar, y han sabido dar con el momento correcto.

Adiós Shaltar. Adiós Pakistán. Adiós amigos. Es tan grande el mundo, y tan corto el tiempo.

Quién sabe donde volverán a llevarles los pasos.  Dicen que volver todos, volver amigos y volver con la cima, en ese orden, es que han salido las cosas bien. Vuelven todos, vuelven amigos, y tuvieron su cima.