ROBIÑERA. 3003 m.



 Dentro de la categoría de los "tresmiles" es una cima de las pequeñas. De las "bajas". De las solitarias. Es una cima, de esas a las que no voy, por que es solamente andar. ¿Qué me aporta? El placer de andar.

Alberto, un viejo conocido apenas visto, viene de camino para acompañarnos mutuamente en la subida. Ya es hora de vernos de nuevo la cara, después de tantos años.

Vicky, desconocida para mi, acompaña a Alberto y ya seremos tres compañeros.

Nayat, compañera de cuatro patas de Alberto, nos va a pastorear durante todo el camino.

Con un camino tan bien marcado, somos capaces de perdernos. Por suerte no somos los únicos, y quien se ha perdido antes que nosotros nos re indica el camino. Casi quinientos metros de desnivel a desandar. Por suerte, el día es de los que invitan a dejar que pasen las horas. Está precioso. Azul. Sereno. Cálido. Amable.

Nayat corretea de uno a otro, controlando "su" rebaño. Un paso es más vivo que otro. La alegría de la juventud. El paso lento, es asmático. El otro, "infártico". 

Una vez en el buen camino, cuando apartas la vista de las botas, el paisaje te envuelve sin capacidad de descripción. El solo se describe al contemplarlo. La vista se va de valle en valle. Montañas conocidas afloran entre montañas desconocidas. 

La rutina de un pie delante del otro pie, va dando su fruto. Cada vez más cerca del cielo, continuamente  pegado a la tierra.





Ibones negros colorean cuencas de piedras grises, y al fondo, la cara norte del monte perdido es capaz de confundirme. 

Pedregal inmundo. Casi se ve la cima. Espera que hay una pequeña arista. El fondo es la meta. Seguro que esta es la cota más alta. Creo que es aquella que ya hemos pasado. Aquí hay mas gente. Esta es la cima verdadera. Donde va la señora con un niño de siete años. Se le va a hacer de noche. Pobre crio. Va reventado. Que paisaje tan bonito. Mi primer tres mil. Enhorabuena. Espero que no sea el último. Como me gusta estar aquí arriba. Toca bajar. Vaya palizón. Que pereza bajar. Me quedaría a vivir .Nos vamos.

Reponemos fuerzas, mientras los que nos re indicaron el camino se bajan. Preciosa atalaya desde la cual se divisan mas montañas de las puntuables. La munia, Vignemale, Astazous, Perdido, Cilindro, Marboré, etc.

El placer de andar, el placer de disfrutar, el placer de la amistad, en una montañita que no nos ha dejado indiferentes, en la que el placer de andar, de disfrutar, amistad...


                                  





        


                                       









INTERROGAZIOA. 120 m. 6A/+ OGOÑO.

 


Otra vez mangando reseñas. 

Otra vez recorriendo caminos trillados. 

Caminos trillados aunque sean verticales. Aunque sean caminos verticales. 

Apenas queda espacio para inventar nuevos. Suspendida en el mar y la playa, la pared está surcada por muchas vías. Le tenía ganas. Le tenía muchas ganas. Suspiraba por acariciar su roca, y ver como se comporta mi pobre escalada en ella. Los dos mosqueteros vuelven. El otro, se va a desvirgar en esta pared.

El día amanece fantástico. Una ligera brisa sopla en la aproximación, desde el cementerio de Elantxobe. Vamos eligiendo vía, mientras bajamos y destrepamos el camino pegado a la pared. Muchas cordadas se afanan ya en ella. La que tenemos en mente hacer, no se aconseja. Alguno de los boles que unen la chapa y la roca, se han partido con la mano. Corrosión al lado del mar...

Será por vías.

Cuatro largos, de V+, V, 6a/+ y V, no asustan. Yo estoy en ese grado.





Arranca Luis el primero. Está asalvajao. Detrás va el paquete. Ramón el último. Cuando coloco los pies, me doy cuenta que va a ser divertido. El A0 está descartado. Los seguros alejan. Guían pero alejan. El tema de la cuerda por encima de la cabeza, hace que la presión sea mínima. Cuando me toca, mido las fuerzas y aprieto lo justo. Quiero disfrutarla, y de momento, lo estoy consiguiendo. No es lo más fácil dentro de este grado que e escalado antes. Realmente es un grado recio.

El segundo largo, se pierde a la vista en un diedro chimenea. Tan solo es V. Muy animado me subo. La línea de chapas, me va guiando. Los cazos donde agarrarme, se van haciendo más pequeños, o eso es lo que a mi me parece. Con los pies por las dos paredes progreso. Debo arrastrarme en algún momento. Llego a una especie de cueva, y pierdo el camino. No veo chapas donde asegurarme, y mi cabeza empieza a tener dudas. Meto un friend, creo que ha quedado cañón, pero la última chapa queda como a unos tres o cuatro metros por debajo de mis pies.                                                                                         - Si te piras, la ostia va a ser de las buenas, y encima te quedarás empotrao....-                                     Mi mejor amigo, es mi mayor enemigo. Yo mismo. Se me llena la cabeza de miedos, y no dejan sitio para el disfrute. Me acojono de repente, y no lo veo claro. He pasado de gozar a sufrir, en apenas nada de tiempo. Pido que me bajen, y me como la vergüenza.                                                                             - No pasa nada tío. A cualquiera le puede pasar... -                                                                                   Es Ramón quien se ata las cuerdas, y se va. Pasa tranquilamente donde me he cagado de miedo, y llega a la reunión. No nos vemos, ni nos oímos, pero sabemos que es lo que tenemos que hacer.




Veo donde me he perdido. Veo la chapa que no encontraba, y veo los pasos que no he sabido dar. Me reconcomo por dentro. Que flojo. 

El largo duro, le toca a Luis de nuevo. Este desploma un poco al principio, y creo que es el paso que le da el grado a la vía. Tiene buenos agarres. Más arriba, las formas de la roca, y el mar a la espalda, le dan un ambiente muy bonito.

El viento sopla con mas fuerza. Como dicen estos, va "in crescendo". La reunión es una de las peores en las que he estado en toda mi vida. Tres personas colgando de dos chapas, sin sitio para los pies, sin sitio para colocarnos. Me voy rápido a terminar. En este V no me cagare encima ¿No?

Me hablo y me calmo, y realmente disfruto este último largo. Corto, pero muy intenso para mi. Uno de otra cordada, en la última reunión, que es compartida, me dice que tenga cuidado con Ogoño. Que crea dependencia y adicción.  Mis hermanos llegan al final y un poco más arriba, donde ya se pueden soltar las cuerdas. Con cuidado salimos de la zona expuesta y subimos hasta arriba, para comenzar el descenso por un camino repleto de andarines.

Me ha gustado la escalada. A pesar de los pesares, a pesar de mis miedos, a pesar de mis limitaciones. Hoy ha sido la primera, pero no será la última.


                             



                                   






















CAPRICHO DE PRIMAVERA. 430 m. 6C (V+OBL) FORATATA OCCIDENTAL

 




Escondido entre los pliegues de tus pétreas faldas, hay un recorrido que solo unos pocos acertaron a ver. Otros somos capaces de verlo, cuando antes lo buscamos en los papeles. Quisimos recorrerlo. De nuevo acariciar esa roca, esa masa de piedra, hasta encontrar el pasadizo que nos lleve a lo alto. La urbanización de Formigal, piensa en llegar hasta sus pies, y la Peña Foratata de vez en cuando, deja caer trozos  por ver si llegan hasta ese pensamiento. Es de un trozo de estos donde comienza . Un gran bloque marca de alguna manera la entrada al "Capricho de primavera". No son las flores realmente el capricho. 
Una cordada de tres se nos ha adelantado. Deberíamos haber madrugado más. Fuimos a por café, y se nos adelantaron. Esperaremos pacientes. Somos tres, nos han dicho, pasad vosotros que sois dos. Casi a la carrera, vestimos para el baile. Asier comienza a bailar con la roca, mientras su vida depende de mis manos.
 67 Años tiene el mayor de los tres. Franceses, hablando un poquito de "españolo".
Al grito de "reunión", también me visto y salgo disparado para arriba. La inexistente presión que me ponen los franceses, hace que me estrese en un momento, y que apenas pueda disfrutar de la escalada. Escalo atropellado, intentando darme prisa sin tenerla, nadie me aprieta.




Los franceses, vienen detrás, despacio, ellos si van sin presión. Al llegar a la altura de mi hermano de cuerda, recojo las cintas, y continuo. Antes respiro hondo un par de veces, y dejo que la escalada, fluya sola. Tranquilo, despacio, leyendo este enorme paño de roca, y entendiendo donde me pide que coloque mis manos y mis pies. Acariciando más que apretando, disfruto con los movimientos. Mis músculos ya se han calentado, y es una gozada estar aquí.
No peleo los largos, no me escaqueo de los que me tocan. No tengo miedo a caer. Si algún paso se me atraganta, después de intentarlo por todas las posibilidades, agarro la cinta, y lo dejo atrás. El grado ya no es lo que fue. Si vas justo en el grado de V+, llévate herramientas para poder alzarte más allá de la chapa. Una uña, un gancho unido a los estribos, me permiten hacer un par de A0, que de otra manera habría sido imposible haber llegado.
Uno tras otro van quedando atrás las tiradas de cuerda, los largos de treinta, cuarenta metros, van sumando al cómputo total de la barrera rocosa en la que como moscas pegadas a un cristal, nos encontramos.



En el largo de 6c, un "offwidth", ¿Qué es eso? una grieta vertical en la que no cabe tu cuerpo, pero es mas ancho que tus manos, tus piernas y tus brazos. Asier se arrastra, sin entrar dentro, sin quedarse fuera. Yo lo disfruto de otra manera, lo paso por fuera, mi situación de segundo de cuerda, lo hace diferente. 
Ya hemos perdido la cuenta de los metros transcurridos. Ya solo queremos salir de aquí. El tiene frío, yo los pies doloridos, y en un recuento, tan solo nos queda el último, y estaremos fuera. Apenas media hora nos separa de estar juntos en la cima, y al llegar, miradas extrañas nos miran como si fuéramos marcianos. Nos animan y nos dan la enhorabuena. ¿Qué tiene más mérito, subir por donde subimos nosotros, o subir por el camino normal?
Todo es igual de válido. 
La vasta vista del pirineo, es preciosa. Nada se interpone entre nuestros ojos, y los montones de picos que se clavan en las retinas. Merece la pena este camino. Merece la pena este "capricho de primavera", aunque ya esté entrando el otoño.