ihurbain por la brecha, y fajas de Akerrai.


 La mañana se ha vestido con velo, no integral, no es tipo burka... pero creo que el velo lo tengo yo en los ojos.... 

- ¡ San Donato... bufff, siempre ha estado ahí, siempre seguirá estando ahí.... una tachuelica,  no es monte de envergadura, por Uharte ya lo he subido, no se ni cuantas veces, por Unanu.... otro montón..!


Montañita que se sube corriendo, (en otros tiempos), que se sube para matar esa mañana de domingo, y con la excusa, te jalas un bocata de txistorra. Esa que cuando no sabes que hacer, y tienes un poco de mono, pues te vas y la subes...

Esta última vez,  ha servido para verla desde otra perspectiva, a disfrutarla de otra manera.




Retomamos actividad , después de seis meses 6, de inactividad como club de montaña. Habrá que empezar...

Y como estaba prevista en el calendario, y antes de que vuelvan a llover restricciones, vamos a aprovechar. 

Como es una montañita de juguete, no hace falta madrugar.

 Las mascarillas puestas, y el casco en la mochila, hasta que haga falta, no sea que una piedra nos amargue el día. La distancia... después de tantos meses sin vernos.... también.

Se nos alegran los ojillos. Ahora que todos tenemos las caras de colores, nos reflejamos en ellos.



Vamos ganándole metros por la " normal " de Unanu. La mani que tenemos delante, y por detrás casi es para pensárselo...Pero amigo, todo el mundo tiene derecho a ir al monte, aunque no sepas ni a donde vas, como esa pareja, que en un momento que nos desviamos hacia la piedra en memoria de Iñaki, se vinieron detrás nuestra, y casi se van para abajo de nuevo, pues no sabían ni donde estaban, y de nuevo les dijimos que fueran por el camino hacia arriba, cuando nos desviamos hacia la brecha. A su bola...

Una de las fajas, nos lleva a la izquierda, muy a la izquierda, hasta la proa de la montañita, y de aquí, en un ángulo de 90 º subimos fuerte. Pedrera chunga, de esas que te hacen poner el casco. Una cordada por delante,  cuerdas fijas y cuerdas asegurando, esos cuatro metros, pueden ser muy largos. Ellos recogen, y nosotros montamos un pasamanos para porsiacaso. Todos arriba, cuidado con las piedrecicas.. solo saben un camino, para abajo, y estamos en medio de ese camino.


                                                 



            


Empiezo a quitarme el velo. Esta montañita de juguete, se ha puesto brava. Por aquí no te puedes andar con muchas chorradas, aunque vayas de sobrau, te puede llegar a dar un susto, quizás no tanto por como des tus pasos, si no como los den los demás. Tonterías las justas.

Pero relajas....  todos salimos por arriba, y  relajas... y dices:

- ya le tenía ganas a esta brecha...-  ¡ Pues lleva aquí toda la vida !  ...

 Ahora la calma, te invade. Un paso tras otro, tranquilamente, en animada charla, con la distancia justa para que tus palabras no se las lleve la brisa que corre , sigues hacia arriba, el ancho praderío invita...

Y como casi siempre, la ermita a rebosar, por dentro , por fuera, el día es muy amable, y la gente disfruta del aire libre, todos en el mismo sitio, a la misma hora, por el mismo camino, así somos.





En la aglomeración, paramos un instante a sacar la foto de rigor, ya sabes amigo, sin foto no hay cima, y continuamos adelante, por la ancha loma, ahora en sentido descendente. El paisaje invita, y alguno lo compara con Mongolia....

- ¿ has estado en Mongolia ?

- No pero se le parece....

Y ahora, nos tiramos hacia la derecha por un caminito, así de estrecho, que parece que va directo al precipicio, y nos miramos, y nos preguntamos... pero el local dice... -¡tranquilos, es por aquí !...

Y como ovejicas, pues detrás, mirando con recelo a la izquierda, donde el paisaje es muy amplio, pero mucho, con patio , mucho patio, y el caminito, no es del todo horizontal... empuja un poco hacia ese paisaje.







Me vuelvo a quitar el velo de los ojos, y vuelvo a descubrir paisajes, que de muy lejos, son completamente distintos... como me está sorprendiendo esta montañita, y yo que pensaba que la conocía, que no tendría secretos.... ja.

Casi como a la venida, vamos a la vuelta. la única diferencia ahora, es el sol, que casca con ganas, y además las altas paredes que quedan a nuestra derecha, reflejan con más ganas todavía.

Ancho, estrecho, muy estrecho, casi al borde, un poco más adentro, pero poco, así va transcurriendo la ruta... pedrera, donde provocamos una mini avalancha de piedras, y por fin el bosque, fresco a la sombra, camino horizontal, sin dejar de bajar, que nos va llevando de nuevo a las despedidas, hasta la próxima Antsoaingos, seguiremos saliendo.











Pico Gilbo. 1679 m.

 



La mañana se muestra misteriosa.  Las faldas quedan ocultas.  Las botas se esconden entre la hierba... Pie , pie, pie, camino desconocido, camino fácil, camino descendente, camino ascendente.

Fue placer verlo, y es placer andarlo.

El desayuno se ha prolongado, el sol pica desde arriba. El camino junto al agua, no refresca, el agua es plato, y los pies del puente, solo apoyan sobre ella...



El bosque es sombra fresca, camino empinado, placer de andar. Vamos siguiendo el camino... Como las líneas de la mano, tiene su significado, o el que queramos interpretar. Mil caminos , un camino hacia la cima, mil caminos hacia arriba.
El plan se ha torcido, los planes están para eso, no subimos trepando, subimos andando, así los ojos se llenan de paisaje, así no habrá lágrimas por el paisaje no visto.
El agua serpentea a los pies, ya han aparecido las faldas, ya no hay misterio, todo a la vista. Aún estamos escondidos, entre sombras, frescas...





Y se deja ver...No es la montaña de las montañas, es la montaña de los Leoneses, el Cervino Leonés, bañado por el embalse de Riaño, el de la lucha vecinal. Quizás por eso se refleja con orgullo sobre la mansa agua.
 La pradera nos acoge, y nos lleva hacia la roca. Apenas la tocamos, apenas la rozamos, solo da impulso a los pies, como escaleras nos aúpa hacia su techo. Pasamos de una vertiente a otra, donde las faldas, se dejan ver, son verdes y azules, y se retuercen como volantes, entre las aguas , las hayas, y las piedras.



Entre el sol y el suelo, quedamos nosotros... no podemos subir más, solo contemplar, y es espectáculo.

Pandián ,Yordas, la peña las Pintas, nos miran desde más arriba, rodeándonos, Espigüete más lejos, y a su lado, el hermano menor. Cueto Cabrón.

Dejamos arriba, las botas de Pepe, seguro un enamorado de esta montaña, y desandamos el camino, para volver mil veces la cabeza, dos mil veces... antes de entrar en el bosque, al salir de el, y al pasar la pasarela apoyada sobre el agua, que nos acerca al pueblo, que nos vuelve a la rutina, volvemos la vista, esta vez sin girar la cabeza.


                                





         



                                   

LAGO DE LUNA. D/IV+, 240 m. Peñas del Prado. León.

 

Hoy, toca escalar. 
Una vía facililla, sin que por eso tenga su miga.
Es la tercera vía que escalo en este bonito rincón. Una vía, donde los seguros fijos, no brillan. 
No por que sean mate..... no hay.
 Así de simple, tienes que buscarte la vida, para navegar seguro por esta pared.

Ya había oído hablar de ella, y tenía ganas de probarla. Mis compis, también tienen ganas, pero nunca antes han escalado de esta manera....
A mi es la escalada que realmente me gusta, roca limpia y sin dañarla, que es lo mejor.





 
 
 En apenas media hora de aproximación, estamos debajo de la pared, buscando.
Apenas unos minutos más tarde, los gatos comienzan a pegarse a la roca, los friends vuelan hacia las grietas, la cuerda corre hacia arriba, como una serpiente al ritmo de la música. 
No estoy escalando, soy parte de la escalada. 
Mi cuerpo, mi mente... es escalada. 
Interiorizo la roca, la acaricio, la aprieto, la mimo... Y ella me deja progresar, me deja protegerme ante una eventual caída, pero no me deja caerme, me absorbe, se pega a mi cuerpo, formamos un todo único. Es el primer largo de cuerda, y la sensación es tan rica, que quiero más.... estoy insaciable.
Reunidos a 30 m. del suelo, Andrés pide su momento.
Gustoso cedo la cabeza de cuerda, y se lanza hacia arriba. Se que sus miedos se agolpan entre sus sienes, se que sus miedos hacen temblar sus piernas, pero mantiene la mente fría, y va ganando metros. Otros 40 m. bien protegidos, incluidos los dos clavos que alguien dejó por allí.



Al grito de reunión, el paquete se pone en marcha, y voy desmontando la reunión. Alucino con la cabeza que ha tenido Andrés. Unos cuatro o cinco metros, limpios, de no muy fácil protección, verticales, ha pasado limpiamente, desde mi punto de vista, y dice que ni se ha enterado. Es su primer largo metiendo cacharros. Chapeau ¡¡¡¡
Mi cabeza también se relaja. Ante un momento de debilidad, se que puedo contar con el, pero muy amablemente, me pide que continúe, que la termine, que el de momento, ya ha tenido lo suyo.
Placa, vira, techito, diedro, placa fisurada, bavaresa, un clavo que no veo, repisa, fisura, terreno herboso, puente de roca.... mis manos recorren toda la extensión de la roca, poniendo a prueba el músculo más difícil de entrenar, hasta que la verticalidad se vuelve horizontal, y reclamo la compañía de mis compañeros. 










 La experiencia ha sido muy buena, a acompañado el día, aunque a estas horas el sol está un poco pelma, así que nos vamos a ir a celebrarlo, a la sombra, con algo frío que corra por nuestras gargantas. Un rapel, y un destrepe, nos separan del suelo. Setenta metros ingrávidos, y procurar no patinar después, hasta que de nuevo la horizontalidad, nos de el respiro que ahora necesitamos.





Reseña sacada del blogg de La garafa.