CAPRICHO DE PRIMAVERA. 430 m. 6C (V+OBL) FORATATA OCCIDENTAL

 




Escondido entre los pliegues de tus pétreas faldas, hay un recorrido que solo unos pocos acertaron a ver. Otros somos capaces de verlo, cuando antes lo buscamos en los papeles. Quisimos recorrerlo. De nuevo acariciar esa roca, esa masa de piedra, hasta encontrar el pasadizo que nos lleve a lo alto. La urbanización de Formigal, piensa en llegar hasta sus pies, y la Peña Foratata de vez en cuando, deja caer trozos  por ver si llegan hasta ese pensamiento. Es de un trozo de estos donde comienza . Un gran bloque marca de alguna manera la entrada al "Capricho de primavera". No son las flores realmente el capricho. 
Una cordada de tres se nos ha adelantado. Deberíamos haber madrugado más. Fuimos a por café, y se nos adelantaron. Esperaremos pacientes. Somos tres, nos han dicho, pasad vosotros que sois dos. Casi a la carrera, vestimos para el baile. Asier comienza a bailar con la roca, mientras su vida depende de mis manos.
 67 Años tiene el mayor de los tres. Franceses, hablando un poquito de "españolo".
Al grito de "reunión", también me visto y salgo disparado para arriba. La inexistente presión que me ponen los franceses, hace que me estrese en un momento, y que apenas pueda disfrutar de la escalada. Escalo atropellado, intentando darme prisa sin tenerla, nadie me aprieta.




Los franceses, vienen detrás, despacio, ellos si van sin presión. Al llegar a la altura de mi hermano de cuerda, recojo las cintas, y continuo. Antes respiro hondo un par de veces, y dejo que la escalada, fluya sola. Tranquilo, despacio, leyendo este enorme paño de roca, y entendiendo donde me pide que coloque mis manos y mis pies. Acariciando más que apretando, disfruto con los movimientos. Mis músculos ya se han calentado, y es una gozada estar aquí.
No peleo los largos, no me escaqueo de los que me tocan. No tengo miedo a caer. Si algún paso se me atraganta, después de intentarlo por todas las posibilidades, agarro la cinta, y lo dejo atrás. El grado ya no es lo que fue. Si vas justo en el grado de V+, llévate herramientas para poder alzarte más allá de la chapa. Una uña, un gancho unido a los estribos, me permiten hacer un par de A0, que de otra manera habría sido imposible haber llegado.
Uno tras otro van quedando atrás las tiradas de cuerda, los largos de treinta, cuarenta metros, van sumando al cómputo total de la barrera rocosa en la que como moscas pegadas a un cristal, nos encontramos.



En el largo de 6c, un "offwidth", ¿Qué es eso? una grieta vertical en la que no cabe tu cuerpo, pero es mas ancho que tus manos, tus piernas y tus brazos. Asier se arrastra, sin entrar dentro, sin quedarse fuera. Yo lo disfruto de otra manera, lo paso por fuera, mi situación de segundo de cuerda, lo hace diferente. 
Ya hemos perdido la cuenta de los metros transcurridos. Ya solo queremos salir de aquí. El tiene frío, yo los pies doloridos, y en un recuento, tan solo nos queda el último, y estaremos fuera. Apenas media hora nos separa de estar juntos en la cima, y al llegar, miradas extrañas nos miran como si fuéramos marcianos. Nos animan y nos dan la enhorabuena. ¿Qué tiene más mérito, subir por donde subimos nosotros, o subir por el camino normal?
Todo es igual de válido. 
La vasta vista del pirineo, es preciosa. Nada se interpone entre nuestros ojos, y los montones de picos que se clavan en las retinas. Merece la pena este camino. Merece la pena este "capricho de primavera", aunque ya esté entrando el otoño.


























No hay comentarios:

Publicar un comentario