Con la primera luz del día, enfilamos las punteras de las botas, camino del puente que cruza la cola del embalse de Lasarra. El suelo está muy duro por la helada nocturna. Del amor del saco de plumas, al frío mordiente de la mañana que ya asoma.
Abrigados y con paso firme, calentamos poco a poco el cuerpo antes incluso que el café del desayuno comience a hacer efecto.
Se intuye desde el parking el recorrido, y durante mucho rato, vamos a dar vueltas y revueltas siguiendo un camino bien marcado hacia el collado de la Soba. Las hierbas frente a nuestras narices, no parece que vayan a terminar nunca, y todas nos parecen iguales.
El sol no llega a calentar, pero no importa, ya vamos nosotros lo suficientemente calientes.
La cuesta se hace implacable después de tomar el desvío y dejar el camino que lleva hasta el refugio de Respomuso. La senda sube tortuosa por una parte del bosque alfombrada de hojas que nos hace perdernos entre las ramas caídas. Cuesta adivinar por donde irá la senda por las laderas de Soba.
Vuelvo la vista atrás en una parada intentando restablecer una respiración más normal, y me quedo estático contemplando todo el paisaje que empuja la vista hasta el embalse, y se pierde entre los recovecos del valle hasta donde se pierde la vista. El espectáculo empieza a ser enorme.
Alcanzado el col de Soba, hacemos un giro de 90º a la izquierda, y ganamos la cima del Petit Arriel con sus 2.683 m. Ahora si que disfrutamos de las vistas. ¡Que vistas!
Lagos de Arremoulit, su refugio, donde estuvimos vivaqueando no hace mucho. El imponente Pico Palas, Balaitus y su gran diagonal intuimos que helada, las Frondiellas....
Y el Pico Arriel, que nos llama desde sus casi doscientos metros más de altura, con esa ladera empedrada caóticamente, invitándonos a subir.
No lo pensamos mucho mas. Nos despedimos de los compañeros ocasionales de esta cima, y vamos a por lo que es el objetivo. Culminar las dos cimas de "los arrieles".
Con cuidado, por eso de las piedras sueltas, y por el hielo esparcido por esta cara, apuramos los últimos metros hasta lo más alto. Ahora si que alucinamos con el paisaje. Allí por el horizonte, desde el Annie hasta el Perdido, el Pirineo se nos muestra seco, como de agosto, tan solo manchado por algo de nieve en los "tresmiles".
Ya tenemos hecha la mitad de la montaña. Ahora toca desandar el camino.
15 Km y 1519 m. de desnivel en un día gozoso. Con muy buena compañía.