Como dijo el gran Hermann Buhl...que agusto se esta tirado en el sofá, y más si te lo dan todo hecho. Conozco alguna gente, y me incluyo entre ellos, que hace mucho tiempo, nos debió picar algo, y se desarrolló por dentro, que no nos deja parar.
Este fin de semana, llegaba otra borrasca madre al pirineo, con lo cual...quietos en casa. Pero ese gusano interior, picaba y picaba...
Lo mejor para salir, es tener una buena agenda, y conociendo al personal.....a la Sierra de Cantabria.
Sábado regular, y domingo mejor. El tiempo no es nuestro aliado, pero nos deja jugar.
Logroño, Pipaón, y arriba que nos vamos, con la mochila llena de trastos, un poco de agua, y algo para picar. Llovizna suavemente, a ratos para y a ratos arrecia un poco...¡¡¡ Bah!!! , seguimos quitando el agua a los bojes del camino. El agua chorrea por la ropa, y busca sitio, para meterse entre las botas y los calcetines. No importa, tenemos sed , y lo que cae del cielo, no nos reconforta.
Logroño, nos resulta acogedora, sobre todo la calle del laurel, e intentamos ahogar nuestras penas, en algo que no sea agua. Curiosamente, todo el mundo al otro lado de la barra, intenta que no nos deshidratemos. Aceptamos gustosos ....pero amigo, el gusano sigue picando, y decidimos refugiarnos del agua y la cerveza, e irnos a dormir.
Amanece que no es poco....y el día parece que promete. No llueve, no hace frío, y con la humedad de ayer, nos echamos al monte.
Todavía patina algo la roca, pero esta ligera brisa, nos secará la roca deprisa. Bonito pareado. La brisa crece hasta convertirse en su hermano mayor, y este en su padre, y este en su abuelo, y cuantas mas generaciones de viento pasan, mas grande se hacen las rachas. Acrobacias, unas veces con seguros, otras sin seguros... Piedras que se van quedando atrás, muchas piedras por delante, y el ánimo que no decae.
Ya casi tenemos el final en nuestras manos y botas, pero un collado con escapatoria, nos invita a la retirada. Ya son unas cuantas horas, haciendo de vela de barco, peleando y no siempre ganando. Muchas veces nos hemos tumbado como se podía, en el filo de roca, para no ser arrancados. Nos refugiamos en las espaldas rocosas, para poder echar un trago de agua, y al querer seguir...seguimos jugando a ser bandera.
Una cadena, es tan fuerte como su eslabón mas débil. Abajo... a casa... a pasar calorcito. Es mi segundo intento a este recorrido, habrá un tercero, quizás un cuarto, pero por lo menos, el gusano se ha acurrucado en algún sitio, y hace ya un rato que no molesta. Hasta que se vuelva a despertar.
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