Todo cambia en un instante. Contentos y felices, iniciamos la última aventura de la temporada, y no todos vuelven con la misma sonrisa. Una mala noticia...de un amigo, un par de huesos rotos...
Vamos a la mesa, como todo el mundo la conoce... Cubiertos afilados, para merendárla. Sol, como no podia ser de otra manera en estas fechas. Nube cimera, que tampoco podía faltar.
Pronto comienza el cúmulo de infortunios...pequeños, ligeros... El paso que nó lo pillo, malestar general, el grupo se rompe. Unos para abajo, y otros, como alma que lleva el diablo, para arriba. Que record queremos romper? Creo que ninguno, pero no podemos parar. Los pasos, se quedan atras, las piedras, los neveros, vueltas y revueltas que da el camino. Cada vez mas cerca, adivinamos las siluetas de los que se nos han adelantado, alli arriba.
- Me puedes sacar una foto?
- Ahora con esta cámara...
- Ahora a mi....
- Espera que me toca...
Disputada la cima, de repente desaparece la gente, y comienza a oirse el canto del viento, el susurro de alguna chova pasando al lado...
Pero no nos quedamos a vivir aqui arriba. La caida de piedras en la bajada, es contínua. Pasos mal dados, tiran escombros a los que nos preceden. Bajar mirando hacia arriba.
No es tampoco lenta la bajada, y aunque el sol no calienta con fuerza, nos hace tirar de cantimplora. Soñando con una jarra de cerveza, deshacemos lo andado. Ahí estan los compañeros, de nuevo todos juntos, celebramos la cima, brindando por nosotros, y por los que de repente se han ido. Es el momento del traspies, y los huesos cascan. Rápido, vamos a casa. Aún faltan unas horas de hospital, pero ha sido un mal menor, nada que no se arregle con un poco de escayola, y tiempo, pero sin perder la sonrisa.
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