PICO DE OTAL 2701 m.



Con la cabeza cruzada, sin tenerlo muy claro.  
Con el acojono todavía metido en el cuerpo, después de una rara experiencia un par de fines de semana anteriores... De nuevo nos ponemos en marcha, para una nueva experiencia invernal... 
Seguir andando para seguir aprendiendo.
Tenemos propuesto el Pico de Otal, desde Bujaruelo. 
Los fantasmas del pasado reciente, siguen revoloteando en mi cabeza.
La cuesta comienza descomunal, tapizada de hojas caídas... como en otoño, pero en invierno, y muy, muy tiesa...   El frontal nos engaña en la perspectiva, las referencias son nulas, y todo esto lo sabremos a la bajada, cuando la luz del día este orgullosa de ser día.   Ascendemos por esta senda, escoltados por arboles, de esos que no te dejan ver el bosque. 
 Un poco más allí, todo está oscuro.  A duras penas vemos la punta de las botas, escondidas en el suelo, y vamos ganando metros.
Por fin se cuela entre las copas, una luz difusa... apagamos las luces artificiales, y adaptamos los ojos a lo que va a  ser un nuevo día, radiante nuevo día. Ya el bosque vamos dejando abajo, entrando en las distintas nieves caídas, y están como el mármol. Es buen momento para calzarnos los crampones. Creo que esta es una de las pocas veces, que nos los calzamos cuando lo tenemos que hacer, no más tarde, como siempre. Apenas muerden los dientes. Está como el cemento.  La huella está vagamente definida, y la seguimos con ganas, hasta que se sube por un contrafuerte con fuerte pendiente. No sé a quien se le ocurre pensar, que hay que seguir por el fondo de este valle suspendido. No hay huella, pero parece ser que la mente más clara dirige al resto del grupo, hacia ese collado que se ve muy lejos y muy alto, allí al fondo.
En el intento de ver esa huella por donde sube, por donde " anda"... me quedo solo. 
No atienden ni a los gritos, ni a los pitidos del silbato mochilero. Estamos separados `por unos cientos de metros, de desnivel, y de distancia. Como los caminos son casi paralelos, relajo. No me apetece volver a bajar para volver a subir.
Es en este momento, cuando ante la vista de lo que tengo delante, interiorizo conmigo mismo. 





Todos mis sentidos, se agudizan... saboreo el aire que corretea a mi alrededor, el olor a nieve, el tacto del sol, el gusto del caminar, el reflejo del sol en la nieve achina mis ojos, el sonido de los pinchos en la huella, la grandeza del paisaje, y me lo voy comiendo solo, acompañado de mis pensamientos. En contadas ocasiones, veo a mis compañeros, ellos siguen allí abajo, apenas ganando altura, y cuento, 1,2,3... están todos....



Llego a la pala final, y hago una parada. Como, bebo, y espero..... 10 minutos, 20 minutos, media hora... y no llegan. Un contrafuerte a mis pies, me impide verlos, pero sé que por ahí vienen, y vuelvo mis pasos hacia la pendiente. No existe huella, ahora hay que fabricarla, y pongo en marcha esa fábrica, y comienzo a clavar las puntas de mis crampones, en una sucesión de escalones, hacia arriba.
Esto se empina cada vez más... Zetas para hacer el ascenso más agradable, escaleras cuando el piso está más duro, y piensa en los que vienen debajo, traza bien la huella, para que sea accesible a todos, que no pueda existir un error, que nadie se caiga...




Apenas diez metros nos separan de la cima. Apenas diez metros, en los que una cornisa cuelga al desnivel de una larga canal, que te baja de repente un buen montón de metros. De nuevo el fantasma de la excursión pasada se mete en mi cabeza. De aquí no pasamos, y organizamos un debate de pros y contras. Andando, andando, vamos aprendiendo, y algo parece que aprendemos de montañismo invernal. Todos los comentarios coinciden. La cornisa puede ser en este caso una ratonera. Bajamos.. Bien. Decisión unánime. Bien. Despacio salimos de esta arista afilada, y con tiento bajamos. Paso a paso, sin prisa. Los miedos parece que se van quedando arriba, y el buen hacer, baja con nosotros.




Felicidad.... Hoy es el día de los sentidos, armonía, tranquilidad... Vamos perdiendo altura, ahora si, todos por la huella … ¿ la de verdad ?... ¿ cual era la buena ?. No importa. 





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