La primera vez que vi Anayet, pensé que cuando lo subiese por vez primera, seria por una vía elegante. Lo conseguí por la vía de los balcones. Lo que nunca se me ocurrió pensar, es que la segunda vez, sería por ese corredor que tantas veces había visto cada vez que me acercaba hasta sus faldas. Lo veía desafiante y mi imaginación, se ponía cachonda solo de pensarlo. Imaginaba lo que no veía, y lo que veía me hacia delirar.
Estos delirios, se han acabado. He visto y he tocado, he recorrido, lo que tantas veces recorrí con la imaginación.
Hoy mi hermano de cuerda, es Ramón. Por circunstancias, como cordada ,coincidimos los dos solos,. También vienen, como otra cordada, Carlos y Fernando.
La penosa aproximación por las pistas, es nocturna, así que con un poco de conversación, y otro poco de perseguir esa lucecita que tanto se mueve delante de los pasos, la llegada al collado, nos recibe con un amanecer, y unas hermosas y atemorizadoras vistas.
Las duda, comienzan.....- La semana pasada estaba mas formado....- Había chapón de hielo.....- Se ve mucha roca...¿ no?.....
Disipamos las dudas mientras nos acercamos, y ese montico de juguete que se veía de lejos, cada vez se hace mas grande. Inmenso, cuando estas a sus pies...
Materiales, cuerdas, la rutina de siempre, caminar, cono de entrada....primer resalte fácil...reunión. Comienza el juego en serio. La falta de hielo en algunos tramos, nos obliga a la hierbatracción. Largo a largo, le vamos ganando la partida. Una partida, que esta semana, perdieron varios alpinistas, y que en un rincón del pensamiento, nos recuerdan que no puedes bajar la guardia, por muy fácil que lo veas...
Por fin el sol, nos acaricia un momento, y volvemos al lado oscuro. El lado donde predomina mas el hielo, donde la roca siempre está fría, donde si te quedas quieto, te conviertes primero en hielo, y después en roca.
El sol, nos ciega al llegar a la cima. Las dificultades, se han terminado... No....Comienzan otras dificultades. Solamente hemos hecho la mitad de la montaña, y nos queda un largo descenso. Las horas han pasado, y el sol, ha jugado con la nieve, y se nos pegará en las suelas de las botas, en los guantes...
El deseo de llegar a la segura civilización, nos pone alas en los pies, y nos vamos satisfechos, por poder llegar a casa, con la gente, los amigos...a contarlo una vez más.
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