Lo sabia. Sabia casi a ciencia cierta, que ni tan siquiera estaría cerca. Ya anduve por sus cimas, hace algunos años, pero el hecho de haber disfrutado de aquellos paisajes, me llevaron a intentarlo en grupo.
Creo que tod@s lo sabíamos. No nos importó cambiar sus cimas, por un buen curso de nieve y de avalanchas. Por la compañía, la amistad, conocer nuevos lugares....La proximidad de un pueblo en carnavales, quizás ayudó a la hora de tomar la decisión. Hay mas recorridos, ¿sin peligros?, o ,por lo menos, con menos peligros objetivos.
A la salida, la lluvia nos despide, y nos acompaña en el viaje.¿ Dudas? Seguro que costó un rato apartarlas del pensamiento, pero, poco a poco se fueron resolviendo solas.
Al llegar a destino, nos quedamos tirad@s en medio de la carretera, sin espacio para el transporte. En el refugio, nos prestan unas palas, y ...¿ de donde ha salido tanta energía ?
No hay escaqueos. En la medida de sus posibilidades, todo el mundo echa una mano, a palear, a portear... Esto es compañerismo, y además del bueno. Con una sonrisa que te da la vuelta a la cara, y se te ve hasta de espaldas. Las bromas,con mucho humor, son aceptadas y respondidas, con mas risas si cabe.
Atentos a las explicaciones, el curso se estira y se estira. ¿Se pueden tener tantas preguntas? Y todas con respuesta.
El riesgo de avalanchas, subió a 4. No nos la quisimos jugar, ni de lejos. Si no estábamos seguros, al salir del refugio, la misma montaña, nos contó un secreto...
- Voy a revolverme, y sin moverme, me sacudo toda la nieve que puedo. No te pongas debajo, por que no hago distinciones, ni espero por nadie...-
No Astazus... pero la próxima vez, seguirán esperando en el mismo sitio, con otro traje, o con el mismo, y siempre nos quedará la oportunidad de volver.
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