La carretera, a partir de aqui, es una subida constante, donde hay que controlar el juego de la caja de cambios, para no ahogar el motor, y muy probablemente, al llegar al largo nevero final, tendremos que poner cadenas, a las botas, para superar el puerto de primera. Dos pequeños collados, nos separan. Llegados a este punto, del peaje, para comenzar la montaña rusa que comienza a nuestra derecha.
Decimos peaje, por que el que este con vértigo, o mal de las tripas, en algun momento se va a querer bajar. No es la montaña rusa más dura de las que hemos podido subir, pero al estar poco claro el camino en algunos puntos, andar con los pies y las manos, se puede apoderar de los nervios, sobre todo de tu pareja. La recompensa final, eso es un premio, hasta donde alcanza la vista , y mas alla, es una oferta de picos, de lo mas variado e interesante, con grandes ofertas. Fijarse expresamente, en el stands de Infiernos,
y en el stand de Frondellas.
Descender, con el freno echado, para no despendolarnos contra las piedras laterales, en alguna curva de sacacorchos, y manteniendo las marchas mas bajas, nos depositará de nuevo en el peaje. La vuelta mas amena si cabe que a la ida, con la excepción de la presa, donde esta vez giraremos la mirada, a nuestra derecha,y descenderemos hasta la presa de Lasarra, donde tendremos una hidratación acorde con la empresa realizada, ó bien autogestionada, ó , bien gestionada externamente.
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