Luís Villar. 350 m. 6b (V+ obl) Mallo Fire. Riglos

 


No es la dificultad de la vía. Bueno, un poco si. 

No es el sentimiento de vacío bajo los pies. Bueno, también que si.

No es la longitud de la escalada. Vale, me gustan las paredes grandes.

No es la compañía. Es super importante que la compañía sea con buenos amigos.

No son las vistas. ¡Anda que no!

¿Entonces que es?

Es andar buscando el recorrido, saber navegar en este océano vertical de piedras como patatas o como melones, que te lleve a exprimirte la cabeza, intentando imitar a los que en su día con la boina calada hasta las cejas, tuvieron la osadía de encaramarse por estas piedras sin saber como ni a donde, por que una vez que estas metido dentro la perspectiva se pierde, y buscar el camino que recorrieron con un material de aseguramiento con el que hoy ni tan siquiera nos atreveríamos a acercarnos a estas paredes.

Personalmente, es recibir un baño de humildad.

En el primer largo, no hay chapas. Los seguros son cordinos, unos más podridos que otros, algún cable de acero con un par de perrillos oxidados, y se necesita mucha paz mental. En el paso clave, si hay chapas. Ahí es donde mi colega L se cuelga. Le cuesta dar el paso de 6b, y eso que el escala bastante más grado. Yo que soy un paquete, siento como en mi cogote se me erizan los pelos, y me digo que me quedo en el suelo. La tercera pata de la cordada, J, me anima. - Vamos, que sí, que aunque sea con la cuerda muy tensa lo pasas. -

Y me zambullo en esta primera ola de roca, con una bonita panza riglera que me deja los brazos al bies en los primeros metros, y solamente acabamos de empezar.





Una corta travesía sin dificultad, con patio, y con la incertidumbre de no ver seguros, aunque está bien chapada, es uno de los largos que me toca. Más bien, que elijo. Los fáciles para paquetes como yo. Reúno a mi cordada. 

Un par de largos de dificultad muy contenida, nos siguen alejando del suelo, y acercando al cielo.

Hasta que llegamos de nuevo a las dificultades. El amigo J hace un par de pasos que más parecen de danza de rocódromo, y pasa, sin pena ni gloria. Cuando me toca, veo que no es tan difícil, pero para mi haber pasado de primero, me habría solicitado un gran esfuerzo mental. En buena armonía, con la sonrisa puesta en la cara, divirtiéndonos, gozando de la roca, del vacío, de las vistas, de las chorradas, de los chistes malos, del trago de agua, de las fotos, de nosotros mismos, de la verticalidad, del simple hecho de estar aquí, seguimos adelante.




Seguir el camino bueno ya no es tan difícil. Realmente no lo ha sido en ningún momento. La vía esta reequipada con buenos bolts, y seguir de chapa a chapa.... A0 llegado el caso... no le quitan emoción.

Una vía en la que me quito el sombrero, con la Rabadá-Navarro al lado, donde en esa si que hay que escalar de verdad, pero esta va a ser lo más cerca que pueda estar de ella. 

Si naciste "pa" paquete del cielo te caen los lazos.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario